lunes, 22 de febrero de 2010

Los eunucos

Los eunucos fueron personajes que siempre estuvieron ligados en las historias de las diferentes cortes de todos los tiempos, siendo algunos famosos por sus logros políticos, riquezas y roles sociales.





Históricamente el hombre convertido en eunuco cambiaba a una nueva condición de género social, recibiendo un trato diferente luego de haber recibido la mutilación de sus genitales. Esto a su vez, generaba un cambio de género sexual, dado que socioculturalmente, el eunuco no era ni hombre ni mujer, siendo considerado como un género social nuevo, siéndoles atribuidas funciones especiales, entre ellas la sodomía y el cuidado de las mujeres del harén.


La cultura de convertir a los hombres en eunucos existió en numerosas culturas, presentándose en los imperios árabe, chino, babilonio, turco y bizantino. En el caso de China, por ejemplo, los eunucos eran empleados en el Palacio Imperial, siendo en un principio criminales y delincuentes que recibían su castigo, pero luego con el tiempo y el crecimiento del imperio, se precisaron voluntarios externos que aceptaran la nueva condición social. Otros casos se dieron también en en período Barroco, donde se encontraban los castrati (literalmente, castrados) utilizados para el canto.

En otros lugares del mundo también se presentaron casos de la conversión de los hombres a eunucos, incluso en la India siguen existiendo y no hasta hace mucho tiempo, también había casos en Rusia.


Fuente: sobrehistoria.com

jueves, 4 de febrero de 2010

De dónde viene el Carnaval

Escrito por Laura Bergés


Cuando hay que explicar de dónde viene el Carnaval hay que hablar de culturas, creencias y tradiciones. Todas mezclándose durante más de 2.000 años, resistiendo los cambios, amoldándose a ellos. Caos, vorágine cultural, fusión de costumbres, eso es el Carnaval.


Técnicamente hablando, el Carnaval es el período cristiano que comienza el día de la Epifanía (al finalizar el 6 de enero las Fiestas) y el Miércoles de Ceniza (comienzo de la Cuaresma, tiempo de reflexión y abstinencia). Las fechas varían dependiendo de la Pascua (¡que a su vez depende del movimiento lunar!), pero el sentido común inunda estas celebraciones, y sin tanto cálculo erudito, los festejos más espectaculares se centran en el mes de febrero.

El Carnaval es un tiempo, entonces, que se opone a la privación de la Cuaresma, es el momento de comer, de beber, y de festejar. Originariamente, eran los romanos los que dedicaban unos días de febrero a “honrar” así al dios Fauno (Pan, en griego), personaje relacionado con el caótico Dionisio.



Como muchas costumbres romanas (por ejemplo, la celebración navideña), esta también pasó a formar parte del cuerpo de tradiciones cristianas, cuando los primeros cristianos se encontraron con que era más fácil evangelizar a las masas si se respetaban algunas de sus costumbres más arraigadas.



Fue así que el carnaval romano fue adoptado por el Cristianismo, y de la mano de la religión, llegó a todos los rincones europeos y, lógicamente, a sus colonias americanas.
En las colonias, a esta naturaleza romana y cristiana del Carnaval, hay que sumarle la americana, que con la fuerza de las culturas prehispánicas, y afroamericanas (a través del tráfico de esclavos), volvió a replantearse, con nuevos y ricos componentes aportados por los pueblos nativos.

Así, el Carnaval nunca es el mismo en todas las ciudades. Si bien los Padres de la Iglesia fijaron alguna vez las características técnicas del período previo a la Cuaresma, cada pueblo lo hizo suyo en la práctica, festejándolo con sus tradiciones, dándole su color local.

Hoy los carnavales más famosos se festejan en Venecia, España, y América del Sur y, en ellos, el aspecto religioso apenas puede detectarse. Es un gran festejo de la cultura, en donde la religión tiene su lugar, pero sólo como un elemento más –y no central- entre los muchos que la conforman día a día.

Foto: Anna Pagnacco

Fuente: Sobrehistoria.com