martes, 9 de septiembre de 2008

Verdad y mito de la epopeya de Cabral



Muchas son las versiones que circulan respecto de la acción del correntino Juan Bautista Cabral, aquel granadero que, heróicamente, según algunos historiadores, salvó de una muerte segura al por entonces Coronel, José de San Martín en el bautismo de fuego del regimiento de granaderos a caballo.

Si bien el análisis de la batalla de San Lorenzo -uno de los hechos fundacionales de la Nación Argentina- presenta matices de acuerdo a cada historiador, lo que nadie discute es la presencia de San Martín en el campo de batalla, como así también la muerte de su caballo durante la refriega con los españoles. Sin embargo respecto al Sargento Cabral, cuya presencia en el campo de batalla ningún historiador niega, lo que no queda claro es si verdaderamente llega a socorrer a un San Martín atrapado debajo de su caballo, o si es asesinado cuando se aproximaba al General en apuros.

Por ejemplo un libro que trata sobre la vida de José de San Martín, perteneciente a una colección denominada "Grandes Protagonistas de la Historia", dirigida por Félix Luna, sostiene en la página 69 que "Una descarga de los fusiles españoles derribó el caballo de San Martín. Uno de sus granaderos, Juan Bautista Cabral, logró desembarazarlo del caballo muerto, pero en el acto fue atravesado por una bayoneta española".


Otro autor, José Ignacio García Hamilton, en su libro Don José, señala respecto a la batalla de San Lorenzo que "(San Martín) Subió al caballo bayo, que un asistente le tenía de las riendas y se puso al frente de una compañía, la otra estaba a cargo del Capitán Justo Barmúdez.

-Nos encontraremos en el centro de las columnas enemigas. Allí le daré a usted nuevas órdenes. En el primer choque José sintió que su caballo rodaba alcanzado por la metralla y un fuerte golpe de su cuerpo contra el piso lo dejó medio aturdido. La mejilla le dolía y no podía ver bien, en medio del polvo y de la pólvora. Cuando intentó levantarse vio que el correntino Cabral se acercaba desmontando para ayudarlo, pero cayó cerca con dos heridas en el pecho".

Y el tercer autor consultado por Gotitas de Historia, Agustín Pérez Pardella, en "José de San Martín. El Libertador Cabalga"- tal vez, de los tres, el más completo análisis sobre la vida de San Martín- señala que , "una bala de cañón hace impacto en el caballo de San Martín. El animal se para de manos con la cabeza torcida buscando el vacío. El caballo cae muerto y aplasta con su cuerpo la pierna derecha del coronel patriota".

-Un realista cumple la orden de su jefe y endereza su bayoneta hacia la espalda de San Martín.
-El Granadero Juan Bautista Baigorria se adelanta en defensa de su jefe y consigue hundir su lanza en el cuerpo del español que carga la bayoneta.
-El Granadero Juan Bautista Cabral se arroja del caballo al ver a su jefe en tan difícil situación. Un balazo detiene la carrera de Cabral; el granadero acusa el impacto, se ladea como para no caer, lentamente vuelve a recuperar la vertical y reanuda la carrera hacia su jefe. Fluye la sangre, mas el joven correntino solo desea llegar hasta San Martín para cubrirle la espalda".

Decir que el Sargento Cabral no existió es negar a un actor histórico y social, y que colaboró con Baigorri, no Baigorria como muchos lo llaman, Baigorri se llamaba el Granadero puntano, para salvarle la vida a San Martín. Y si San Martín no hubiera estado en la batalla no le hubieran matado el caballo y habrían tenido que salvarlo.

Otro que se sumó a la polémica fue el abogado Elías Taurant quien aseguró que "Ni Cabral ni Baigorri llegaron a sargento, fueron granaderos rasos hasta su muerte. En el caso de Baigorri, además de salvar a San Martín, luego hizo toda la campaña del Perú y fue uno de los ocho granaderos que regresó con el Coronel José Félix Bogado, que fue el último jefe de los Granaderos, quien se presentó con los ocho hombres ante el Presidente Rivadavia.Hay toda una discusión en torno al nombre de la Escuela de Sub oficiales Sargento Cabral, pero no hay ningún elemento que confirme que Cabral fue ascendido ni antes de morir ni postmortem".

Escribe: Guillermo Reyna Allan

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